En este recorrido he aprendido a “notar” cómo con sus dedos en mis pies, se me “abre” algo en el pecho (!), cómo con su tacto en mi cráneo el ruido constante que supone el tinnitus se acalla hasta olvidarlo, cómo un corazón de ritmo denso y prieto cambia por un compás ligero y calmo… a cómo percibir en mi interior el fluir suave y delicado de mis “entretelas”. En los tejidos está escrita cada biografía; quizás dar curso al río de la vida sea el destino último de todo organismo y la vía de curación posible.
.